miércoles, 29 de junio de 2011

Volando hacia Chiang Rai

Toca madrugón, a las 08:15 sale nuestro vuelo a Chiang Rai en el norte del país casi en la frontera con la antigua Birmania y Laos. La triple frontera donde se encuentra el “Triangulo de Oro” donde estaba localizado el cultivo y tráfico del opio en la primera mitad del pasado siglo y que es atravesado por el río Mekong.


Como el aeropuerto esta a 25 km del centro y el tráfico aquí es …………… como es, nos levantamos a las 05:00 y  salimos con equipaje a las 5:45 del hotel. Llegamos sin grandes problemas a pesar de que ya hay tráfico denso a esta hora. A las 7:00 ya estamos facturando


En Chiang Rai nos espera Paan nuestra guía durante los próximos días y el chofer Yang. Vamos a hacer una pequeña excursión por la zona para entrar en materia. Los alrededores de Chiang Rai son de montaña y selva con bosques de bambú gigante hasta 30 metros de altura.


Primero vamos a visitar a un “pueblo de la montaña” donde viven los Akha, la guia  dice que es una “tribu” diferente del resto de habitantes de la zona y se dedican a la agricultura. El coche no puede seguir cuando se acaba la pista y hay que seguir andando, amenaza lluvia………. Y cuando llueve aquí, va en serio.


Pronto aparece el poblado, lo cual es un respiro por si llueve y hay que volver corriendo a la furgoneta. Tiene electricidad y poco más, esáàa formado por una docena de cabañas de bambú y paja. En la puerta de la primera vemos a un padre con su hijo que nos saluda.


Más adelante un paisano viene corriendo y le quita la lona a  un tenderete de bambú con cuatro pulseras. A este pueblo no vienen más de 15 turistas al mes  pero nos ha detectado desde lejos. Hace buenas migas con Paloma rápidamente.


El pueblo esáa vacío, no vemos a nadie. Hasta que de detrás de una valla aparece lo que yo sueño con encontrar en todo viaje, un personaje de foto del National Geografic.
Una mujer mayor con su nieto a la espalda cuidándolo mientras sus padres trabajan en la montaña. Tiene la boca y los dientes rojos y gastados de masticar “betel” una semilla de palmera muy típica de Asia y que ya hemos visto masticar en Indonesia y Micronesia, donde la mastican mezclada con hojas y arena de coral. No lo puedo evitar le pido permiso y le caen 20 fotos.





De vuelta al coche nos cruzamos con el primer vecino y su hijo. Parece un personaje de Tintin


Seguimos el recorrido y paramos en un poblado de chinos donde tomamos un té que nos ofrecen acompañar de unos gusanos fritos. Pasamos de lo segundo……. Ya habrá tiempo cuando estemos más aclimatados. También venden raíz de ginseng.




Nos damos una vuelta por el lugar que tiene un sabor muy de fin del mundo.





Empieza a llover y nos vamos a comer a un restaurante local. Menú del día: arroz blanco, cerdo guisado con salsa de soja, setas con aceite de ostra, pan de arroz y sopa de bambú. Bastante rico aunque el cerdo tenia mas grasa que un oso polar.



 Coca Cola Tailandesa


Y termina el recorrido, camino al hotel atravesamos campos de té.

Llegamos al Puchai Sai Mountain resort, está metido en un bosque en la ladera de una montaña, nuestra habitación es una cabaña de bambú con techo de hojas y por supuesto mosquitera (estamos en zona de riesgo de malaria,) aquí los zancudos son peligrosos. No hay problema venimos preparados con un arsenal químico de órdago.


Pero para guerra química la de la cena, todo estaba delicioso hasta que, sin darme cuenta, me he metido en la boca un trozo de chile de dos centímetros y he tenido la sensación de que me daban en la boca con un soplete. Otra lección, en Tailandia hay que tener mucho cuidado con lo que tienes en el plato, te puede socarrar hasta el bigote.

Nunca te acostaras sin saber una cosa mas. !Que sabio es el refranero y como me pican los morros¡

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